La fuerza de los memes es inmensa por cuanto es inconsciente. Que los libros de caras
sean inventos de universitarios blancos de la costa Este de EEUU no es
casualidad. Se limitaron a pasar a soporte digital lo que ya existía en
analógico.
Las habitaciones de las
residencias estadounidenses suelen tener un tablero donde se identifica
al morador y donde las visitas dejan comentarios, avisos, chistes,
cuelgan fotos... El dichoso «muro» del Facebook es claramente un
trasunto de esto. Muchas, casi todas, las características de los libros
de caras se explican por este origen. Nada he oído comentar al respecto
en las toneladas de información zombi sobre el tema (ni tan siquiera en la película), seguramente por obvio, pero, por si acaso, dejo constancia de que la teconología es consecuencia de las ideas.
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