lunes, 3 de diciembre de 2012

De la universidad como forma de literatura

Cuando los ensayistas que han dado forma a la Era de la Información (desde Bell o Brzenzinski, pasando por Castells hasta Himanen) esbozan una sociedad no es nada difícil rastrear un modelo que hunden sus raíces hasta la Grecia clásica. Hablamos de un esquema que sitúa a una nueva aristocracia, que lo es porque es capaz de procesar la información, en la cúspide social.
Dicha nueva aristocracia actualiza viejas ideas platónicas y aristotélicas, como la  visión de ella misma como modelo de gobierno perfecto. Dicha visión será posteriormente anticipada y recreada por la literatura hasta crear un meme
Las distopías anticipativas de los escritores, sobre todo de ciencia ficción, se han encargado de reproducir y expandir dicha idea. Por ejemplo, H. G. Wells en The Shape of Things To Come (1933) imaginaba un mundo urbano maravilloso gobernado por una benévola élite tecnocrática. George Orwell culpaba en 1984 a una nueva aristocracia formada por burócratas, científicos, técnicos y académicos de la llegada del IngSoc. En Un mundo feliz de Aldous Huxley la cúspide de la sociedad está ocupada por los Alfas, encargados de todas la tareas intelectuales. Mucho antes, en el siglo XVI Francis Bacon en su New Atlantis también había imaginado un mundo gobernado por La Casa de Salomón, un trasunto de gran universidad mundial, valga la redundancia, que centralizaba el conocimiento (algo en lo que también había insistido H. G. Wells, por cierto). 
La ciencia ficción soviética sería la que hiciera de ello un elemento central, singularmente Boris Strugatski (recién fallecido y quien ha inspirado estas líneas) y su hermano Arkady quienes dibujan planetas gobernados por tecnocracias de científicos y filósofos y poblaciones alienadas.
La cuestión es clara, si todos estos ensayos no siguieran más que una tradición, ¿cómo podríamos creer que la universidad es vital en la sociedad informacional?, ¿hasta que punto los ensayos informacionales no continúan una tradición literaria más que señalar una realidad? Más aún, ¿y si dichos ensayos muestran un deseo más que una probabilidad? El deseo de una sociedad en la que se haya generado una nueva clase encargada de acceder y procesar la información para producir conocimiento, el auténtico ingrediente del progreso. El deseo de una sociedad creada y dirigida, en definitiva, por profesores universitarios... ¿Glups?

2 comentarios:

  1. Brillante e inspirador Jorge!! Gran post!!

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  2. Gracias, maestro. Leyendo lo que se lee últimamente en la prensa zombi, conviene bajarnos los humos.
    Reparte abrazos y saludos.

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