sábado, 24 de noviembre de 2012

¿Para qué sirve una universidad?...

... Extraído de El hacker contra la universidad zombi:

Tradicionalmente los datos y las ideas aparecen unidos en ese orden, como si unas fueran consecuencia de los otros. Sin embargo, un dato es sólo una partícula de verdad, pequeña y compacta, pero, «para reunir estas partículas, hemos de saber qué es lo que tenemos que buscar. Tiene que existir la idea» (Roszak, 1988: 131).
Las grandes ideas que se hallan en nuestra cultura —nuevas o antiguas— no se basan en información, [...]  no nacen de datos, sino de «una convicción absoluta que se enciende en el pensamiento de una persona, de unas cuantas, luego de muchas, a medida que las ideas se propagan a otras vidas donde la misma experiencia se encuentra a la espera de algo que la encienda» (Roszak, 1988: 118). La mente humana produce ideas de fuentes desconocidas, «de manantiales profundos de experiencia mezclada y confusa»; estas ideas, insiste Roszak, «por indefinidas, ambiguas y contradictorias que sean, podrán ser, para bien o para mal, la esencia de convicciones fuertes». Ésta debe ser la tarea principal de la educación según señalaba Roszak (en la misma línea que Ortega y Gasset): «enseñar a los cerebros jóvenes a tratar con ideas: a valorarlas, a ampliarlas, a adaptarlas a nuevas aplicaciones», según la información objetiva de la que disponen, podemos añadir.En definitiva, señala Roszak, en la sociedad informacional se corre el peligro de invertir el orden natural «idea-datos». Lo fundamental para la especie humana no es la información, sino las ideas ya que son estas las que producen aquella: «Las ideas son lo primero, porque las ideas definen, contienen y finalmente producen información» (Roszak, 1988: 113) y, por lo tanto, «sería una gran pérdida que el culto a la información mermara estas facultades creativas al depreciar nuestra concepción de la experiencia, la memoria y la percepción íntima» (1988: 126). La abundancia de información se puede transformar en un problema político cuando es iluminada por una idea (Roszak, 1988: 263), por eso es fundamental en la sociedad informacional el objetivo que debía tener la universidad para Ortega y Gasset: enseñar al hombre medio el sistema de ideas sobre el mundo, a pesar de que «los que quisieran dar a la información una elevada prioridad intelectual suelen suponer que los datos se bastan solos para sacudir y derrocar ideas» (Roszak, 1988: 117). De hecho, la historia nos demuestra que casi siempre ocurre al contrario.

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