miércoles, 17 de abril de 2013

¿Quo vadis, universidad? Enrique Dans, Bernardo Gutiérrez y David de Ugarte responden

Hace unas semanas se cumplió el primer año de Hackers contra zombis. El balance no puede ser más positivo: nuevos amigos, nuevas reflexiones, ampliación de referencias y conversaciones... Y casi cinco mil lectores en un modesto ensayito El hacker contra la universidad zombi; como diría Jose: "ábre un blog ya".
Para celebrar el aniversario, pero, sobre todo, para simbolizar el pase a otra fase más práctica, pensé en hacer visible las conversaciones que, reales o figuradas, he tenido con algunos de los blogueros de referencia que han reflexionado ocasionalmente sobre la educación. Me tomé la libertad de enviarles un cuestionario sobre el pasado, presente y futuro de la universidad. Algunos no pudieron o declinaron la invitación, siempre con buen criterio (aunque no renuncio a participar con ellos en otros proyectos), pero las respuestas al atrevimiento las puedes leer debajo. Sinceramente, creo que en sus reflexiones contrastadas se nos ofrece un panorama muy muy interesante sobre el presente y el futuro de la universidad (y de la educación). 
Es un orgullo que blogueros insignes como (por orden alfabético de apellidos)  Enrique Dans, Bernardo Gutiérrez y David de Ugarte hayan tenido la amabilidad de responder  al cuestionario porque los tres representan visiones muy diferentes, pero sus voces son de sobra cualificadas (y reconocidas) para reflexionar sobre qué es y dónde va la universidad. Para ellos mi profundo y sincero agradecimiento. 
Ahora, lean, merece la pena,  y discutamos todos en los comentarios.
******

1. ¿Cuál debería ser la función de la universidad? 

Enrique Dans: La función de la universidad debe ser triple: por un lado, y fundamentalmente, proporcionar educación. Por otro, producir investigación. Y en otra vertiente, posibilitar el desarrollo profesional de quienes trabajan en ella. Obtener la mezcla adecuada es complejo, pero puede llevarse a cabo si se hacen las cosas bien y se observan determinadas precauciones que eviten que ninguna de las tres partes tome un protagonismo excesivo o se hipertrofie. Lo que vivimos actualmente en muchas universidades tiene lo peor de cada lado: la investigación se ha prostituido por culpa de métricas inadecuadas para dar lugar al "publish or perish", las políticas de personal tienden a la desmotivación por culpa de sistemas de evaluación malos o inexistentes y políticas de incorporación que fomentan nepotismo, inbreeding y rigidez. Como resultado, la educación suele ser deficiente y desconectarse de los otros dos objetivos. Y eso no es un problema exclusivo de la universidad española, ocurre también a otra escala en algunas de las mejores universidades norteamericanas, y en muchos otros países. No es un problema sencillo. Pero estoy convencido de que tiene solución. 

Bernardo Gutiérrez: Pues tiene que cambiar. Más que el único espacio cerrado donde los privilegiados aprenden de la "élite del saber", tiene que convertirse en un espacio abierto, transparente, glocal, en un constante contacto con toda la sociedad. Debería ser una plataforma para que las comunidades autogobernadas intercambien conocimiento. Apoyándose, claro, en la comunidad docente que dispone de más conocimiento y experiencia que otros. 

David de Ugarte: Una red de recursos y ofertas para aprender. Nada más. Ni siquiera un sistema de señalización y certificación. Hoy, en el mejor de los casos es un conjunto de programas a estudiar adornados, casi nunca alimentados, por centros de investigación. 


2. ¿Crees que ha cumplido esa función a lo largo de la historia? 

ED: La universidad ha cumplido con la función de educación lo mejor que ha podido, teniendo en cuenta que una buena parte del proceso educativo tiene lugar - y es bueno que así sea - al margen de la universidad. Con el desarrollo y popularización de la red, que pone toda la información del mundo a un clic de distancia, ese desarrollo "más allá del aula" toma una importancia infinitamente mayor. De ahí que la universidad necesite imperiosamente redefinirse para los tiempos que vivimos. 

BG: Creo que sí. Ha cumplido su papel. No quiere decir que haya sido perfecto, pero sí. En los últimos tiempos del siglo XX, con la democratización de los precios y accesibilidad, cumplió su papel. 

DdU: En algunos momentos sí. Tus posts dan buenos ejemplos, especialmente "los estudiantes se lo hacen" y "los profesores se lo montan". Me encantaron esos posts porque apuntan a una demanda que creo que es la que está siendo desatendida: la demanda de aprender. [Gracias, David] .



3. ¿Crees que está cumpliendo ese objetivo en la actualidad?. En caso negativo, ¿cuáles son las amenazas y las oportunidades que acechan a la universidad? 

ED: El momento actual representa posiblemente el punto límite de la crisis de valores en la universidad: un poco más de tiempo sin reaccionar, y presenciaremos una caída similar a la vivida por discográficas y empresas similares, con procesos de sustitución similarmente desestructurados y mucho sufrimiento. Las principales amenazas están dentro de las instituciones: administración rígida e inmovilista que no puede tocar nada porque constantemente se encuentra con privilegios adquiridos, catedráticos más intocables que Eliot Ness, plazas adjudicadas irrevocablemente y mediante procesos viciados, métricas de desempeño inexistentes o mal planteadas, comunicación mal planteada o nula con los alumnos, objetivos mal definidos... El actual auge de los MOOC y de los sistemas desestructurados es un fracaso terrible para cualquiera que sienta una mínima vocación por la educación: si un curso con tres mil o treinta mil personas apuntadas en la red funciona razonablemente bien, me parece de todo punto alucinante que una clase con treinta personas y teniendo el lujo de la interacción presencial no lo haga. Me parece terrible. 

BG: Lo que ocurre es que ahora vivimos en la ciudad del aprendizaje, en la que cualquier espacio y rincón son válidos para el aprendizaje. Aprendemos con todos, con metodologías no convencionales, no lineales, fragmentadas. Es un aprendizaje continuo, en tiempo real, donde lo analógico y lo digital se mezclan. Un aprendizaje glocal. ¿Amenazas? Su propia cerrazón, sus lógicas estáticas. ¿Oportunidades? Muchísimas. Ser el nuevo catalizador del conocimiento distribuido, una verdadera caja de herramientas para empoderar. 

DdU: La Universidad en Europa meridional es hoy, ante todo, un certificador que presta un servicio señalización al mercado de trabajo. Ese sistema de señalización está, sin duda, roto. No funciona y es muy probable que no vuelva a funcionar nunca.
Por otro lado, nunca en los últimos ciento veinte años, la demanda de «aprender», el motor bajo eso que llamamos "ética hacker" había sido tan fuerte. Por supuesto no es mayoritaria. No ha de serlo. Pero es relevante. En lugar de satisfacerla, las universidades han dejado la satisfacción de esa demanda a otros. Otros que construyen ofertas online, itinerarios de aprendizaje, masters y grados que en realidad ofertan "experiencias", etc. Las oportunidades y el futuro para la Universidad están ahí. La alternativa es profundizar en el camino actual, osea asumir que lo que ofrecen es un bachiller cuasiobligatorio alargado en el tiempo. 



4. ¿Crees que en el futuro inmediato, las funciones cambiarán? En caso afirmativo, ¿qué tendría que hacer la universidad actual para adaptarse? 


ED: No creo que las funciones cambien, ni siquiera creo que deban cambiar. Al contrario, creo que deberíamos enfatizarlas. Dotar a la universidad de mecanismos para librarse del peso muerto que supuso un sistema absurdo que permitía al que alcanzaba un nivel determinado enrocarse en él al margen de sus resultados: no concibo un sistema educativo que no posibilite una medición constante del desempeño y una corrección continua de los errores para reenfocarse hacia el objetivo. El concepto de "plaza adjudicada" debería morir, porque es completamente absurdo: cualquier persona que estando en una plaza con responsabilidad educativa muestre un mal desempeño en su trabajo tendría que sentir el riesgo de perderlo. Que haya monstruos en la universidad que saben (supuestamente) muchísimo de un tema pero que son manifiestamente incapaces de comunicarlo y de motivar mínimamente a sus alumnos para que aprendan es un verdadero problema, y que el sistema lo permita y hasta lo promueva es un problema, si cabe, todavía mayor. Todo en la universidad debería estar en función del aprendizaje, reforzado por el hecho de que quienes enseñan, además, puedan tener una carrera como investigadores y productores de conocimiento, y con sistemas que les permitan sentirse motivados en su desarrollo profesional. A partir de ahí, tenemos que instaurar las métricas adecuadas que permitan evaluar el rendimiento en cada área, pero gobernadas por una fundamental: la satisfacción y aprendizaje del alumno.
Sobre el futuro inmediato, creo que vivimos épocas gobernadas por una transparencia cada vez mayor, y que las instituciones donde este tipo de temas no funcionen, no podrán sobrevivir. Basarse en un supuesto prestigio será imposible si tus alumnos están voceando en la red que no están a gusto, que no aprenden, o que tal profesor es un desastre y no aparece por clase, o que cuando aparece es todavía peor que cuando no lo hace. Profesores que van a clase a dictar apuntes, que no motivan a sus alumnos o que no conectan en modo alguno deben ser reeducados, recibir formación que les ayude a reconvertirse a unos objetivos bien establecidos, o directamente desaparecer y dedicarse a otra cosa. Pero el primer factor de cambio tiene que venir de la administración universitaria, seguramente el mayor reducto de inmovilismo y meritocracia mal entendida que existe más allá de la política. 

BG: Un poco lo que he venido diciendo en estas líneas. Una cosa que no he dicho. En la era de la sobreabundancia informativa, la Universidad debería ser un filtro también. Antes estaba más claro que el escritor que valía la pena de X década era, digamos, Voltaire. Ahora, no está tan claro. Lo que ocurre es que ese filtro es complicado. Debería estar apoyado en lo crowd, en la inteligencia colectiva. Por eso, el desafío es ser un espacio diferente donde se encuentren las prácticas top down y las bottom up 

DdU: Creo que empezamos a ver distintas rutas de adaptación. Pero la idea a transmitir desde mi punto de vista es que la Universidad ha de ser un lugar centrado en la reflexión y el desarrollo de capacidades de aprendizaje, mientras que el mercado laboral pivotará cada vez más sobre tu trayectoria en "el hacer". Y por hacer quiero decir hacer, no estudiar, aprender, ni obtener un título. Hacer. Haber hecho. 


5. ¿Quieres añadir alguna reflexión más? 

ED: No, no especialmente...

BG: Pues que pierde un poco el sentido, por ejemplo, hacer doctorados como se hacían. Ahora, un doctorado debería ser un proceso compartido, abierto, que produzca contenido con licencias libres. Además, asimétrico. No apenas leer libros de autores, sino también blogs, redes, vídeos. 

DdU: Me gustaría hacer un comentario como empresario y como un empresario, que al ser cooperativista, debe ser especialmente riguroso además a la hora de contratar personas.
Si alguien quiere trabajar desarrollando software con nosotros le preguntaré qué ha hecho. Qué programas, qué cosas en la web. Además valoraré más el software libre, en parte porque en nuestro grupo de empresas usamos solo software libre, pero principalmente porque cualquiera puede crear un programa libre y dejarlo a disposición de quien lo necesite, no hace falta que te contrate nadie para poder hacerlo.
Y no me importa qué o dónde haya aprendido a programar. Eso es cosa suya. Entiendo que cada cual busca la mejor forma de aprender aquello que quiere hacer. El autodidactismo no produce peores resultados que la Universidad... más bien al contrario.
Pero no es mi problema juzgar instituciones educativas o itinerarios de aprendizaje, mi problema cuando hacemos una selección para un trabajo es por este orden: seleccionar personas que puedan hacer bien algo -no una tarea, sino un abanico de cosas- que disfruten haciéndola y que sepan autogestionarse sin mayores problemas. En qué universidad estudiaron o si obtuvieron una titulación o no, no me informa de ninguna de esas cosas.
Son sus trayectorias, sus blogs, sus proyectos sociales o comunitarios, los que me informan sobre eso.
Así que creo que a la hora de elegir itinerarios e instituciones formativas del tipo que sea, una persona debería tener su objetivo en aquello que le gustaría hacer por su cuenta... y hacerlo. Porque será eso que haga por si mismo lo que aportará valor a cualquier oferta que haga, sea como profesional, como emprendedor o como asalariado. 


6 comentarios:

  1. Enhorabuena por la iniciativa de generar este tipo de cuestionario. Me parece muy valiente hacer este tipo de preguntas para entender y actuar sobre el futuro de la Universidad. Annaïck Locqueneux

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Annaïck, pero la verdad es que más que el futuro, hablamos del presente.

    ResponderEliminar
  3. Más que interesantes las reflexiones que compilas en este post... Especialmente para mi, en un momento en el que me encuentro «hipotecado» en un máster (UOC-IN3) que cada día me desmotiva más. Comparto aula con docentes -immigrantes digitales- y las reflexiones sobre tecnología y educación són básicas y estériles. No hay contextos comunes, ni tan siquiera conversaciones. Pues todos se limitan a resumir los apuntes, y si haces aportaciones o reflexiones propias, te acusan de off topic... Creo que hasta el modelo de la UOC ha quedado desfasado. Hay aulas virtuales sí, pero las metodologías no dejan de ser convencionales (old school). Tal y decía David: La universidad merdidional es ante todo un certificador que presta servicios de señalización al mercado de trabajo. No puedo quitarme esta frase de la cabeza...

    ResponderEliminar
  4. Que bueno que encontré este BLOG, temas muy muy interesantes, hoy en día la universidad es un cementerio de pupitres y cemento.

    ResponderEliminar
  5. Muy interesante el cuestionario.

    En mi caso, soy un joven estudiante, aunque sólo me falte convalidar las prácticas. Los últimos dos años de carrera (Per + Cav) los he dedicado mayormente a intentar desarrollar un medio de comunicación. Puedo decir un par de cosas al respecto al hilo del tema:

    1. Si hubiera sacado todo sobresaliente, sabría la mitad de lo que sé. Quizás conocería más el pasado, pero estaría menos preparado para el futuro digital.

    2. El profesor debe compartir sus fuentes. No sirve de nada llevar las mismas diapositivas durante varios años en un mundo en constante actualización.

    3. La política universitaria es un medio, no un fin. En mi caso, el rector quería ser juez del Constitucional (rumores quizás), supongo que eso motivaba el resto de chanchullos.

    4. La universidad no es un ejemplo de modelo de toma de decisiones democrático en ninguno de los casos, y debería serlo. Aunque esto también es la responsabilidad de los alumnos que llegan por inercia tras la selectividad.

    Un saludo

    ResponderEliminar