jueves, 21 de febrero de 2013

Fundar una universidad (3): los estudiantes se lo hacen

Hablaba Jose hace poco de la oportunidad perdida que ha supuesto el proceso de Bolonia para la universidad española. Aunque no voy a insistir en ese tema, sobre el que ya hay tanto dicho, sí quiero ahondar en su simbología para responder por qué Bolonia sigue siendo, diez siglos después, un modelo para la renovación de la universidad.
La Universidad de Bolonia rivaliza con otras instituciones superiores europeas, como París o Salamanca, para ostentar el título de "más antigua" en una lucha absurda. Sin embargo, a los efectos de este blog, lo más interesante es el origen que tuvieron las universidades en Europa Occidental.

En plena Edad Media, la burguesía nacía y crecía al calor de las murallas urbanas y el comercio. Fue precisamente éste el que hizo patente la necesidad de tener una férrea formación en leyes (que pudieran proteger a los comerciantes y sus productos), números (para llevar una contabilidad), una lingua franca (latín, con la que poder comunicarse con otros comerciantes para exportar), astronomía (para poder orientarse en las exploraciones comerciales),  retórica (para poder vender), escritura (para poder almacenar la información recopilada)... En definitiva, las disciplinas que hoy conocemos como Artes Liberales que formaban el tronco de conocimientos de todas las universidades medievales y que aún perviven en el espíritu de los colleges británicos y estadounidenses.
Los vástagos de la burguesía eran conscientes de esa necesidad de conocimientos; cuando coincidían en los lugares de costumbre (los claustros de las catedrales y atrios de las iglesias donde se reunían los concejos de la ciudad) aprovechaban para compartir datos y formarse, aunque a partir de un nivel era evidente que necesitaban expertos. En ese momento, se organizaban para contratarlos y compartir gastos. Como clientes enfocados a conocimientos prácticos, eran los estudiantes quienes pedían determinados contenidos y en determinado tiempo de manera que si el maestro no les convencía, no dudaban en contratar otro.
Muy pronto, estas reuniones se institucionalizaron normalmente vía Iglesia, puesto que era en ellas donde se reunían y controlaba el conocimiento medieval, quedando bajo el control y organización de un obispo (es el caso de los Estudios Generales de París o Salamanca), a veces de un concejo y, con el paso de los años, de un rey (Alcalá). El poder intentaba controlar un nodo de influencia que representaba el gremio de los intelectuales (profesores y maestros) unidos en una "universitas".
Lo que hace muy interesante el caso de Bolonia, y por lo que sirvió de inspiración para la reforma mencionada, fue que el alumno siguió conservando el poder de contratar, decidir los contenidos, los calendarios y demás. Los gremios burgueses pudieron asegurar con el paso de los años el control de la universidad y la independencia intelectual (matizada, hasta casi desaparecer en el siglo XX). Es decir, realmente el alumno era el centro de la universidad porque podía gestionarla: la universidad era suya.
Hoy en día suena utópico pensar que en el mundo occidental los jóvenes decidan organizarse para aprender sobre un tema o disciplina y contratar un maestro que los guíe en el proceso, pero cada vez son más frecuentes las anécdotas que acabarán por cuajar según avance la descomposición y la necesidad no satisfecha de comprender un mundo cada vez más complejo. En cualquier caso, la responsabilidad en el proceso de aprendizaje de los estudiantes de la Bolonia original sigue siendo un modelo cuando pensamos, como en esta serie de post, en reformular la universidad.

viernes, 15 de febrero de 2013

Giovanna y los medios

David ha sido uno de los pocos que ha explicado la singularidad histórica del papa Benito XVI (y por qué deberíamos llamarlo así). Que, por ejemplo, los medios rebajen a categoría de anécdota el anulación teológico del concepto del "limbo" dice mucho de la estatura intelectual del periodismo medio. Que, además, casi pasara desapercibida la renuncia del Papa para los cinco periodistas que cubrían un acto de canonización es también un símbolo de la descomposición de los medios de comunicación: se envía a seguir una noticia a alguien que no entiende el idioma.
Giovanna Chirri
Quedaba, eso sí, Giovanna Chirri, una "vieja vaticanista" despreciada por el mainstream del periodismo 2.0 y que sabía latín (tanto como para tildar de "sencillo" el de Benito XVI). No dudó un instante del significado de lo que había oído de boca del Papa y le pidió a su redactor jefe que se fiara. Así, la agencia Ansa fue la única que pudo dar la primicia gracias a una periodista con experiencia, formada en Humanidades y con criterio, artesana, en resumen; todos esos elementos innecesarios para algunos directivos de los medios zombis.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Estampas de la descomposición: casinos y banderas en Alcorcón

En Alcorcón, uno de esos pueblos alrededor de las grandes ciudades que producen una cultura muy similar ya sea en Francia, Rusia o España y que se caracterizan por ser una tierra de frontera, con habitantes de aluvión que se desplazan kilómetros diariamente para trabajar, en definitiva, lo más parecido a un lugar sin patria, en Alcorcón, decía, instalan una enorme bandera al pie de la carretera nacional y seguirán haciéndolo, promete el alcalde, en "todas las plazas". 
Al margen de lo simbólico, y nada casual, de su emplazamiento en plazas y grandes vías de comunicación, es evidente la relación con la decisión de Adelson de construir en el municipio sus megacasinos con leyes ad hoc. Estos son los tiempos zombis en los que vivimos: casinos y banderas.
Una bandera española gigante para recibir a Eurovegas

jueves, 7 de febrero de 2013

La ficción en la era red: Plot 28

A los humanos nos encanta que nos cuenten historias (y contarlas). Forma parte de nuestro mandamiento biológico, seguramente porque nos ayuda a sobrevivir almacenando información que, de alguna forma, nos explica el mundo .
Las charlas alrededor del fuego fueron seguramente el primer escenario y casi el único (salvando el teatro) hasta la llegada de la imprenta, en ese momento pasamos de oír una narración contada a una leída (eran pocos los que sabían leer y los libros, caros). Con el abaratamiento de los costes de impresión y la escolarización estatal-nacionalista, apareció la lectura individual, y un poco después el otro gran escenario de consumo de ficción de la era industrial: el cine (y la posterior televisión).
Hoy, aunque la sociedad se está transformando por momentos, los cambios han pillado desprevenidos a los creadores, que siguen aplicando el mismo esquema industrial de creación una y otra vez, y sólo son innovadores en lo que a la captura de rentas se refiere. Ahora bien, ¿acaso el consumo y producción de ficción no debería vivir transformaciones acorde con la sociedad informacional?
Desde hace algunos años, Javier Hernández, compañero de universidad, coordina un equipo que diseña con tiempo, esfuerzo, motivación y escaso dinero un proyecto que, hasta donde yo sé, es el primero de su clase de esta entidad: Plot 28, un «universo transmedia», es decir, una historia que no se ve limitada por los soportes (texto, cómic, vídeo, animación, música) y que permite que el lector la construya (o sea, que sea prosumidor y no se limite a consumir); y que además es accesible en papel, móvil, pecé o tabletas (aunque, lamentablemente, por ahora sólo está accesible en el ecosistema Apple, esperán poder tenerlo pronto para Android y algunos más). La temática, por si fuera poco, no es muy cara a la comunidad de este blog: un universo ciberpunk, descompuesto y post-apocalíptico en el que una sociedad secreta se enfrenta a los malos que gobiernas países y bancos y organizan Expos del Agua.
No sé si Plot 28 tendrá éxito (aunque lo deseo por la ilusión que hay detrás), pero sí me atrevo a decir que sus responsables son los primeros en experimentar una forma de ficción que dentro de unos años será la norma. Bien merece que sigamos la pista y colaboremos en lo que podamos.

viernes, 1 de febrero de 2013

Fundar una universidad (2): los profes se lo montan

Seguimos hablando de cómo fundar universidades. En esta ocasión, de cuando un grupo de profesores se lo monta por su cuenta. El caso arquetípico en España es la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Fundada a finales del siglo XIX por, ojo, catedráticos y profesores  de la Universidad Central de Madrid que defendían la libertad de cátedra (lo que en esa época significaba resistirse a los dogmas católicos aún imperantes en la educación nacional) a los que se sumaron empresarios e intelectuales de orientación liberal. El sustrato intelectual de esta iniciativa fue el krausismo, doctrina enunciada por Krause que tuvo en España su principal (y casi único) lugar de aplicación, como bien saben. 
Se ha escrito mucho sobre lo fundamental que fue la ILE para la renovación intelectual del país y como, hasta la Guerra Civil, ocupó el centro de la producción científica española, singularmente en el caso de las Humanidades. La ILE acompasó España al ritmo europeo incorporando, por ejemplo, las vanguardias (véase Dalí y el resto de la Generación del 27, por ejemplo), pero también invitando a conferencias y seminarios a prometedores científicos como A. Einstein. En lo pecuniario, y esto es lo más importante, la ILE la formaban unos 200 accionistas, es decir, fue una sociedad por acciones desde su misma fundación en 1876. Hoy, de la ILE sólo quedan algunas ascuas amén de toda la obra artística y científica que procuró.
La ILE en funcionamiento.
En el extranjero también hay casos de autogestión profesoral, por supuesto. Uno de los más exitosos es The New School (Nueva York). Fundada a principios del siglo XX por intelectuales y profesores provenientes de la Universidad de Columbia que habían renunciado en protesta por lo que consideraban una injerencia del estado, la Loyalty Oath. Esta no es la única semejanza con la ILE: su espíritu era el de formar a la clase obrera (aunque TNS se inspiró en el socialismo y no el liberalismo) y a todo aquel que quisiera acceder al conocimiento, sin requisitos formales más allá del interés y la motivación. De ahí que su sede estuviera en el Greenwich Village y el profesorado, en un primer momento, fuera ad hoc. 
Desde el principio tuvo muchísimo éxito, pero el empujón final hasta la élite de las instituciones de educación superior se lo dio la célebre  Universidad en el Exilio en la que se recogió a todos los profesores que huían de los fascismos europeos. La nómina de célebres profesores y estudiantes, antiguos y actuales, es impresionante sobre todo en lo que a ciencias sociales y filosofía se refiere. En la actualidad, es una de las universidades más prestigiosas de EEUU (aunque apenas conocida fuera) en campos como el diseño, la escritura o la política, pero ha perdido su originario carácter popular para convertirse en elitista, con el barniz bohemio de las protestas de sus estudiantes.
Hay muchos más casos, pero, en conclusión, podemos aprender lo que tienen en común:
  • Un grupo de profesores profesores se «independiza» del estado en momentos de cambios de paradigma social.
  • El acceso para estudiantes es meritorio e independiente del sistema escolar estatal.
  • Por lo tanto, los títulos no tienen validez oficial (aunque parece que tampoco la necesitan).
  • Se establece un fuerte sistema de becas para atraer a los mejores con independencia de sus ingresos.
  • Búsqueda del bien común y el conocimiento, con independencia del mensaje nacionalista estatal.
  • El sistema estatal acaba por absorber las instituciones alternativas.
Pero ¿existen otras opciones además de la fundación por mecenas, o por los propios profes?... 

martes, 29 de enero de 2013

Madrid Repara: una aplicación para empoderar

En la línea de empoderamiento del ciudadano que el Ayuntamiento de Madrid lleva a cabo desde hace unos meses, llega la última aplicación disponible para móviles Android, Iphone, Windows 8 y, atención, próximamente para Ubuntu: Madrid Repara.
Madrid Repara es una herramienta pensada para teléfonos móviles (a la que también se puede acceder desde el pecé) que permitirá que cada ciudadano informe de todas las averías y reparaciones de responsabilidad municipal que se den en su barrio, por ejemplo baches, aceras en mal estado, suciedad, pintadas... El funcionamiento es sencillo: imaginemos que usted quiere informar del típico bache persistente, se conecta a su tienda de aplicaciones, descarga Repara Madrid, se registra con su domicilio (para comprobar la residencia) y a partir de ese momento, podrá fotografiar y geolocalizar las incidencias, añadiendo toda la información que considere oportuno para los operarios del Ayuntamiento. 
Esta aplicación ahorrará costes al mantenimiento de la ciudad al permitir a los responsables organizar el trabajo desde su ordenador teniendo en cuenta la gravedad y localización de las averías; además, permite una mejor comunicación entre administradores y ciudadanos y, sobre todo, da una imagen en tiempo real de los problemas de la ciudad.
Enhorabuena, una vez más, al Ayuntamiento de Madrid por su iniciativa y dinamismo.

miércoles, 23 de enero de 2013

Entrevista a Richard Stallman en Hackers and Developers

Richard Stallman es para muchos uno de los controvertidos gurús del pensamiento hacker (y uno de los inspiradores de El hacker contra la universidad zombi), aunque para otros es demasiado purista. Sobre esta controversia le preguntan en la voluntariosa y reseñable revista Hackers &Developers (por cierto, escrita por chicas hackers). En mi opinión, sigue siendo imprescindible que existan voces discrepantes porque la ortodoxia (sea la de Stallman o la de Torvalds) nunca se llevó bien con el pensamiento hacker (Desconfía de la autoridad, ya saben). Algunas perlas de la entrevista:
  • No soy amigo de Linus Torvalds porque nunca estuvo de acuerdo con la filosofía del software libre.
  • No todo es necesariamente productivo. A veces hago algo por placer y también a veces necesito divertirme. A veces cuando tengo un poco de sueño y no puedo concentrar más en algo difícil, me divierto con algún video juego.
  • Wikipedianació con la fusión de dos proyectos: Nupedia y GNUPedia.
  • Sobre todo, hace falta ingeniería inversa porque hace falta descubrir el modo de empleo de, por ejemplo, los aceleradores de vídeo para poder escribir software libre.

Richard Stallman, con melena al viento.

viernes, 18 de enero de 2013

Empoderar con blogs: un ejemplo en empresas

Que los blogs empoderan a los individuos dentro y fuera de las organizaciones es una certeza. Si quieren otra prueba, ahí va: hace unos meses unos compañeros con los que trabajo diariamente a menos de dos metros (los filósofos Carolina Meloni y Julio Díaz) descubrieron este blog por pura casualidad mientras buscaban información en Internet sobre zombis (un tema al que son aficionados).

Obviamente, el siguiente paso fue hablar. Empezamos a cruzar información y descubrimos una convergencia de intereses, así que de forman natural pensamos en vías de colaboración y surgió otro blog: Abecedario zombi, donde escribimos al alimón reflexiones en torno a conceptos, lugares y personas. Eso sí, partiendo de la metáfora zombi, no podía ser de otra forma. El objetivo final es una futura publicación en papel que llegue donde el blog aún no puede hacerlo.
Así que aquí tenemos a tres miembros de una organización que consumían la información empresarial en vertical a pesar de la cercanía física, pero que gracias a un blog descubren que pueden y quieren trabajar juntos en un proyecto que, lateralmente, también beneficiará a la propia organización que los alberga. Sin coste extra para nadie y por el puro placer de hacerlo. Todo gracias a la comunicación y reflexión que aporta un blog.
Aún es una beta que hay que pulir, pero ya nos da algunas alegrías gracias al entusiasmo y la discusión con otros amigos y compañeros. Como he dicho, la idea es construir la metáfora del zombi entre todos y desde diferentes perspectivas, así que esperamos tu ayuda, lector.

miércoles, 9 de enero de 2013

Fundar una universidad (1): un mecenas provee

Una universidad no es un (buen) negocio. La Universidad Internacional de Bremen, en Alemania, estaba virtualmente en bancarrota en el 2004, apenas cinco años después de su fundación en 1999. Cuando se daba por hecha su desaparición en el 2006, llegó en su axilio Klaus Jacobs, un millonario filántropo que donó más de 200 millones de euros a la institución. A cambio, la universidad cambió su nombre y pasó a ser Jacobs University (algo extraño en la Europa Meridional o Latinoamérica, pero nada inusual en EEUU, piensen por ejemplo en Carnegie Mellon, Colgate, Tufts o Furman en EEUU). Hoy, apenas siete años después, Jacobs University se ha posicionado entre los primeros puestos de las universidades alemanas y, esto es sólo una predicción, a medio plazo estará entre las mejores del mundo.
La receta es sencilla: una alta meritocracia trasnacional ajena, por tanto, al origen social, sexual, económico y demás condiciones de sus estudiantes. Sólo los mejores expedientes pueden ser parte de los 1.245 estudiantes, provenientes de 102 países, de Jacobs University (ojo, ratio profesor-alumno de 1: 4).
Al otro lado del mundo, en Corea del Sur, el también millonario Tae-Joon Park, exprimer ministro y director general de POSCO, fundó la Pohang University of Sciencie and Technology en 1986 siguiendo el modelo del CalTech estadounidense. En la actualidad se la tiene como la mejor universidad politécnica de Asia y está entre las mejores del mundo según la mayoría de los ránking. Por supuesto, las clasificaciones de universidades miden lo que miden y casi nunca dan una visión completa, real y justa, pero son la única herramienta para medirlas.
En los dos casos reseñados, hablamos de universidades ortodoxas que cumplen todos los requisitos legales y estatales bajo el control del gobierno de turno. Obviamente, para que esta vía suceda habría que contar con todos los beneplácitos políticos, lo que hace obligatorio el cabildeo con el estado, región, comunidad y ciudad de turno. Algo cansado, caro e incierto.
En conclusión, ambos casos ejemplifican una de las vías posibles para iniciar una universidad: buscar capital externo que no quiera hacer una inversión por la ausencia de retorno (pueden ser personas, pero también fundaciones o instituciones, como la Iglesia). Hasta ahora, este era una de las opciones posibles (casi la única en la práctica), pero ¿hay otras vías para fundar una universidad?... Permanezcan atentos a sus pantallas.

viernes, 4 de enero de 2013

¿Renovamos o inventamos la universidad?



Cuando llegó la segunda ola, en la Ilustración, se decidió antes que renovar los centros educativos existentes (las universidades y los colegios mayores de la Edad Media) crear unos nuevos:  Reales Estudios de San Isidro (para la clase media urbana), los Seminarios de Nobles (para renovar la nobleza), las Sociedades de Amigos del País (para renovar la burguesía comercial), entre otras nuevas instituciones, como las reales academias o las juntas de comercio. Todas buscaban extender el pensamiento ilustrado entre la población. Tuvieron más o menos éxito, pero sus frutos fueron indiscutibles (aunque visibles casi un siglo después). 
Reales Estudios de San Isidro, Madrid, de los jesuitas en el XVI al control del Rey en el XVIII. Ahora es un  IES.
¿Qué pasó en la universidad mientras tanto? Nada. O casi nada. La ciencia llegaba y se expandía gracias a las mencionadas instituciones: en esa época España alcanzó unas cotas en el conocimiento científico (al nivel del Reino Unido, justo detrás de Francia) que nunca más conseguiría. Lamentablemente, llegó Napoleón y, en consecuencia, el felón de Fernando VII: la centralización y el dirigismo propios de la Ilustración se convirtieron en las herramientas de control perfectas para que la Escolástica reconquistara terreno con la excusa de que la ciencia y lo moderno era extranjero (básicamente, propio del «invasor francés»). Las academias y demás instituciones perdieron presencia, apoyo estatal (fondos) y pasaron a tener un férreo control del estado. Ganó la universidad, que languidecía mientras que se iban cerrando muchas sedes: ya estaba muerta, aunque aún vivía. 
Hasta finales del XIX la universidad no adquiere el aspecto actual (un proceso que comenzó imitando la universidad napoleónica), siguiendo el modelo alemán para insertar la ciencia en el currículo y la formación por profesiones «necesarias para la nación». Además se eliminó todo rastro del plan de estudios de las artes liberales de la universidad medieval (que los anglosajones conservan en los colegios, colleges, que en España pasan a ser simples residencias universitarias para los vástagos de familias acomodadas).
Evidentemente, si cuento todo esto es por las lecciones que tiene para el momento actual: una institución universitaria moribunda mientras que ignora o da la espalda a formas de conocimiento «no estatales», heterodoxas por tanto, una sociedad que llega mientras otra se derrumba. ¿Qué lecciones podemos extraer?
Entre otras: 
  • Quizá sea más útil liberar el conocimiento mediante la creación de nuevas instituciones ¿cuáles son?, ¿están visibles o larvándose?. 
  • El conocimiento necesita dinero y tiempo, pero también independencia del estado. 
  • La necesidad de trabajar en todos los frentes y capas sociales, aunque los frutos se vean dentro de generaciones.
  • La fuerza de la universidad como herramienta del estado para imponerse como única fuente del conocimiento: «el peligro» de que las instituciones alternativas sean absorbidas por la universidad para acabar neutralizadas.
Llegados aquí, ¿fundamos nuevas instituciones, como pasó en la Ilustración, con el esfuerzo que conlleva, o hackeamos la universidad existente?

viernes, 28 de diciembre de 2012

Nuevo año, mismas soluciones



En No siempre lo peor es cierto (imprescindible ensayo sobre la historia de España) de Carmen Iglesias leo una cita:
La España debemos considerarla compuesta por varias repúblicas confederadas, bajo el gobierno y protección de nuestros reyes. Cada villa la hemos de mirar como un pequeño reino, y todo el reino como una villa grande. [La negrita es mía].
Una visión municipalista del poder, controlado por un estado laxo y regido por un rey (claro). ¿Será esto lo que anda buscando algunos? Pues pueden seguir leyendo la Carta cuarta, escrita por León de Arroyal el 13 de julio de 1789, de donde se extracta la cita mencionada. 
No sé si tranquiliza que dos siglos y pico después sigamos en las mismas...

domingo, 16 de diciembre de 2012

Aunque no quieras, la vida es compleja

Simplificar es un instinto de nuestra especie. Ante un mundo complejo, nuestra mente se encarga de generalizar para extraer leyes que le ayuden a interpretarlo. "Si hay juncos, debajo hay agua" o "Si hay buitres, debajo hay carroña (comida)", por ejemplo. Sin embargo, este instinto que nos ha ayudado durante milenios se convierte en un obstáculo en el mundo posmoderno.
La realidad es compleja e impredecible, que se lo digan a los economistas (la economía está lejos de ser una ciencia por su incapacidad de predecir), porque entran en juego una maraña de nodos que se conectan o no según diversas circunstancias. Esta incertidumbre nos causa angustia que calmamos inventando certidumbres y simplificaciones. Basta ver el telediario o leer los comentarios en cualquier foro: la religión, el nacionalismo (si es que no son la misma cosa), la política (sobre todo de un tipo de izquierda), parte de la ciencia y la academia... Todos son simplificaciones, relajantes y atractivas, de una realidad compleja, estresante e inasible.
¿Por qué, a pesar del acceso a la información, los ciudadanos tienden a caer, cada vez más e inexplicablemente, en manos de simples explicaciones binarias (blanco o negro, buenos o malos)? Es precisamente la abundancia de información la que nos desasosiega. Es evidente que existe un límite para los datos que podemos procesar y asumir, tenemos un cerebro que se adaptó para simplificar entornos complejos, pero, paradógicamente, en una forma de vida con decisiones más simples.
El enemigo intelectual en nuestros días no son sólo algunas ideas, sino, sobre todo, la tendencia cada vez más acusada a buscar abrigo en las explicaciones demasiado sencillas.
[Entrada inspirada tras una interesante tertulia con Lobo, Jose y Bianka.]

martes, 11 de diciembre de 2012

Si yo soy un pirata, ¿la SGAE es un corsario?

Según la RAE, un pirata es la "persona que, junto con otras de igual condición, se dedica al abordaje de barcos en el mar para robar". Sin embargo, el corsario, según la Fundéu, "aunque practique la misma actividad, lo hace protegido por una patente de corso (de ahí su nombre), una licencia concedida por un determinado gobierno para saquear embarcaciones que se consideran enemigas". 
Si aceptáramos que intercambiar archivos es un robo (que es mucho aceptar), ¿acaso captar rentas de modo coercitivo bajo licencia del gobierno no es una patente de corso? 

domingo, 9 de diciembre de 2012

Conversaciones zombis (y 4)

En la puerta del ICADE de Madrid, calle Alberto Aguilera. Pasan un chico y una chica de aspecto estándar montados en sendas bicis por el carril de la calle más cercano a la puerta. Una pareja de señores mayores esperan apoyados en la valla que les separa del tráfico. Ven pasar a la pareja en bicicleta y el señor mayor (unos 65 años) grita: "¡Pero qué rojos sois los de las bicicletas!".
Talleres de bici urbana del Ayuntamiento de Madrid - Tercer trimestre 2012
Pasa detrás otro chico en bici que oye la imprecación y le responde al señor al llegar a su altura: "Oiga, que el PP no nos paga la gasolina aunque los votemos".

lunes, 3 de diciembre de 2012

De la universidad como forma de literatura

Cuando los ensayistas que han dado forma a la Era de la Información (desde Bell o Brzenzinski, pasando por Castells hasta Himanen) esbozan una sociedad no es nada difícil rastrear un modelo que hunden sus raíces hasta la Grecia clásica. Hablamos de un esquema que sitúa a una nueva aristocracia, que lo es porque es capaz de procesar la información, en la cúspide social.
Dicha nueva aristocracia actualiza viejas ideas platónicas y aristotélicas, como la  visión de ella misma como modelo de gobierno perfecto. Dicha visión será posteriormente anticipada y recreada por la literatura hasta crear un meme
Las distopías anticipativas de los escritores, sobre todo de ciencia ficción, se han encargado de reproducir y expandir dicha idea. Por ejemplo, H. G. Wells en The Shape of Things To Come (1933) imaginaba un mundo urbano maravilloso gobernado por una benévola élite tecnocrática. George Orwell culpaba en 1984 a una nueva aristocracia formada por burócratas, científicos, técnicos y académicos de la llegada del IngSoc. En Un mundo feliz de Aldous Huxley la cúspide de la sociedad está ocupada por los Alfas, encargados de todas la tareas intelectuales. Mucho antes, en el siglo XVI Francis Bacon en su New Atlantis también había imaginado un mundo gobernado por La Casa de Salomón, un trasunto de gran universidad mundial, valga la redundancia, que centralizaba el conocimiento (algo en lo que también había insistido H. G. Wells, por cierto). 
La ciencia ficción soviética sería la que hiciera de ello un elemento central, singularmente Boris Strugatski (recién fallecido y quien ha inspirado estas líneas) y su hermano Arkady quienes dibujan planetas gobernados por tecnocracias de científicos y filósofos y poblaciones alienadas.
La cuestión es clara, si todos estos ensayos no siguieran más que una tradición, ¿cómo podríamos creer que la universidad es vital en la sociedad informacional?, ¿hasta que punto los ensayos informacionales no continúan una tradición literaria más que señalar una realidad? Más aún, ¿y si dichos ensayos muestran un deseo más que una probabilidad? El deseo de una sociedad en la que se haya generado una nueva clase encargada de acceder y procesar la información para producir conocimiento, el auténtico ingrediente del progreso. El deseo de una sociedad creada y dirigida, en definitiva, por profesores universitarios... ¿Glups?